A los hijos del rock and roll



Descubro entre mis cientos de cd,s uno que resume una pequeña parte de la historia del pop y el rock en España (con perdón de nacionalistas, autonomistas y otros istas) y escucho al incombustible Miguel Ríos dar la bienvenida a los hijos del Rock and Roll.



En este punto me pregunto si yo seré también una de esas descendientes. Lo sea o no, el caso es que el rock me gusta, como me agrada un montón de música de distintos estilos que siempre me traslada mentalmente, como en estos momentos lo hacen Duncan Dhu con sus Cien Gaviotas, a un mundo que me gusta porque me hace volar, sentirme más ligera, con el único equipaje de mi imaginación.



Y si es que algo o mucho tendríamos que agradecer a la música es que consiga con unas pocas notas cambiar nuestro estado de ánimo; dejar libre nuestra imaginación y transportarnos a lugares donde todo es posible.



Sigo escuchando y.......... los de Olé Olé me instan a que no controle (bueno pues no les puedo hacer del todo caso, porque hay cosas que tengo que controlar o manejar, no me queda otra) pero está bien no dejarse controlar, que es bien distinto.



Ahora, que lo que ya me pone total son las chicas guerreras de Coz. Esta canción me traslada a mis años universitarios, y me recuerda a una amiga con la que iba de fiesta y que teníamos esa canción como nuestro grito de guerra. Era el tiempo en que creíamos que podíamos comernos el mundo, sin esperar a que éste nos diera después algún bocado.



En fin, que la música me está permitiendo hoy un paseo por mis pequeñas historias de antaño y me hace pensar en las que aún me quedan por vivir, porque también me siento una chica guerrera, aunque con más años que cuando Mari Fran y yo entonábamos la canción al cierre de las discotecas de Pamplona.

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