VIDA LENTA
Hace poco, no recuerdo dónde, compré un felpudo para la entrada de mi casa. Era algo que llevaba meses intentando hacer, y como otras cien mil cosas 'no importantes' o que carecen de urgencia, había ido dejando para mejor ocasión.
Recuerdo que el último intento fue en un conocido centro comercial que había popularizado una alfombrita que daba la bienvenida a la república independiente de tu casa.
La verdad es que el lema me gustaba, y aunque tenía mis dudas ya que no me entusiasma demasiado aquello que se pone de moda y se extiende hasta el último rincón de cada hogar, me decidí a comprar.
Pero el felpudo en cuestión se había acabado; es decir, no quedaban existencias, así que me quedé con las ganas y continué limpiando mis zapatos al llegar de la calle en una alfombrilla que ya pedía una urgente jubilación (lo mismo que hago yo a cada rato, sin ningún éxito hasta ahora).
Pero como decía, hace poco, en otro centro comercial (como abundan, pues sin querer siempre te encuentras en uno), vi un felpudo que me llamó la atención.
Tenía la imagen de un caracol (animal al que suelo observar detenidamente cuanto estoy en el pueblo, y al que seguramente dedicaré algún día una reflexión) y el lema 'Vida Lenta'.
Como suelo ir un tanto atropellada por la vida, me pareció una idea genial tener un recordatorio en la puerta de mi casa de que no merece la pena correr tanto para, a veces, no llegar a ningún sitio.
Así que desde hace un tiempecito, además de llegar a la república independiente de mi casa (que bien me siento allí), entro a mi hogar con la sana intención de estar tranquila.
Me aíslo de todo lo que me puede perturbar y procuro relajar mente y espíritu. Pero como además todo en la vida es de ida y vuelta, el mismo felpudo que me recibe cada tarde, me despide cada mañana recordándome que no merece la pena agobiarse en un mundo que últimamente parece que sólo enseña su cara más negativa y estresante.
Y así, lenta y relajada interiormente, aunque el exterior me inste a la prisa, paso cada día mejor y más feliz. Si quiere que corra el resto del mundo, pero yo sigo el ejemplo del caracol.
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