Una casa vacía
Todo se ha quedado de repente vacío. Sobra espacio, tiempo, y falta amor, mucho amor.
Quizá no falta, pero yo lo echo de menos. Necesito de tus besos, de tus abrazos, de tus manos que tanto gustabas de unir a las mías.
Apenas hace una semana que te fuiste. En realidad, la última la pasaste dormido, en paz, y así, de esa forma, nos dijiste adiós.
Yo aún no he podido decírtelo. En realidad no quiero despedirme porque intuyo que ya te has instalado dentro de mí y a partir de ahora te cargaré en mis brazos de otra forma.
Se que a todo el mundo le pasa. Pero no me acostumbro a ser huérfana, a no tener padre, a no disfrutar de una persona como tú.
Creo que en los últimos años de tu vida, en realidad, durante toda ella, nos dijimos una y mil veces lo que nos queríamos, pero me haría falta otra existencia para alcanzar a expresar lo que significas para mi.
Mi padre, mi amigo, mi protector, quien me dio la vida y además una vida, sí, una vida, porque siempre me animaste a que escogiera mi camino.
Se que ya no puedo abrazarte de nuevo pero cada lágrima que derramo estos días es un beso que te envío allá donde estés, en el mejor lugar del universo porque es lo que mereces.
Te quiero hasta el infinito y más, y eso no cambiará nunca, padre amado. Espero que algún día nos encontremos en una estrella para no volver a separarnos jamás.
Quizá no falta, pero yo lo echo de menos. Necesito de tus besos, de tus abrazos, de tus manos que tanto gustabas de unir a las mías.
Apenas hace una semana que te fuiste. En realidad, la última la pasaste dormido, en paz, y así, de esa forma, nos dijiste adiós.
Yo aún no he podido decírtelo. En realidad no quiero despedirme porque intuyo que ya te has instalado dentro de mí y a partir de ahora te cargaré en mis brazos de otra forma.
Se que a todo el mundo le pasa. Pero no me acostumbro a ser huérfana, a no tener padre, a no disfrutar de una persona como tú.
Creo que en los últimos años de tu vida, en realidad, durante toda ella, nos dijimos una y mil veces lo que nos queríamos, pero me haría falta otra existencia para alcanzar a expresar lo que significas para mi.
Mi padre, mi amigo, mi protector, quien me dio la vida y además una vida, sí, una vida, porque siempre me animaste a que escogiera mi camino.
Se que ya no puedo abrazarte de nuevo pero cada lágrima que derramo estos días es un beso que te envío allá donde estés, en el mejor lugar del universo porque es lo que mereces.
Te quiero hasta el infinito y más, y eso no cambiará nunca, padre amado. Espero que algún día nos encontremos en una estrella para no volver a separarnos jamás.
Comentarios