A vueltas con la vida
Últimamente no paro de recibir consejos --que no he pedido-- sobre cómo tengo que vivir. "Tienes que ocupar tu tiempo"; "Estudia algo nuevo"; "Haz ejercicio"; "Cuidate", y un largo etcétera de comentarios.
Yo escucho y muchas veces asiento por respeto a quienes te dicen estas cosas desde el convencimiento de que me vendrán bien.
Realmente hay sugerencias que me ayudan a pensar qué hacer en este periodo vital tan desconcertante que vivo. Otras, sólo me llevan a desear irme al Caribe y tirarme en una playa a desconectar del mundo.
Y mientras tanto, pasan los días y las noches --cortas para mí porque me despierto de madrugada--.
Y si soy sincera, debo admitir que no doy con la clave para llevar una vida serena y feliz.
Pero es que yo tiendo a la intranquilidad y a la infelicidad. ¿Por qué? Pues no lo sé, ni al parecer lo saben los terapeutas a los que he acudido desde hace años.
Mi tendencia natural es alejarme de problemas y obligaciones, y eso necesariamente choca con la vida que llaman real.
Así que ando entre dos mundos: el de la responsabilidad y el de la huida, que es lo mío.
Busco por tanto un pacto interior en el que ambos puedan coexistir, una búsqueda que me trae más inquietud y que me deja muy, muy cansada.
Llego así a la conclusión de que tal vez lo mejor sea pensar menos y esperar a que las cosas se pongan en su lugar Aunque sé que esto no se hace por sí solo.
De momento, he podido entrar en mi blog tras hacer el esfuerzo de visitar varios sitios de ayuda.
Y es que hacía un tiempo que no me daba la opción de editar nuevas entradas. Tal vez no quería que lo hiciera, y quizá razón no le falta. Pero resuelto el problema, he decidido retomar mi vida de blogger, lo cual es mucho decir.
No sé cuanto tiempo pasará hasta que escriba nuevamente en https://namaste-lahabana.blogspot.com/. Hasta entonces, deseo que encontréis el equilibrio vital que a mí me falta. Ah, y que quienes ya lo hayáis encontrado, me deis alguna pista.
Yo escucho y muchas veces asiento por respeto a quienes te dicen estas cosas desde el convencimiento de que me vendrán bien.
Realmente hay sugerencias que me ayudan a pensar qué hacer en este periodo vital tan desconcertante que vivo. Otras, sólo me llevan a desear irme al Caribe y tirarme en una playa a desconectar del mundo.
Y mientras tanto, pasan los días y las noches --cortas para mí porque me despierto de madrugada--.
Y si soy sincera, debo admitir que no doy con la clave para llevar una vida serena y feliz.
Pero es que yo tiendo a la intranquilidad y a la infelicidad. ¿Por qué? Pues no lo sé, ni al parecer lo saben los terapeutas a los que he acudido desde hace años.
Mi tendencia natural es alejarme de problemas y obligaciones, y eso necesariamente choca con la vida que llaman real.
Así que ando entre dos mundos: el de la responsabilidad y el de la huida, que es lo mío.
Busco por tanto un pacto interior en el que ambos puedan coexistir, una búsqueda que me trae más inquietud y que me deja muy, muy cansada.
Llego así a la conclusión de que tal vez lo mejor sea pensar menos y esperar a que las cosas se pongan en su lugar Aunque sé que esto no se hace por sí solo.
De momento, he podido entrar en mi blog tras hacer el esfuerzo de visitar varios sitios de ayuda.
Y es que hacía un tiempo que no me daba la opción de editar nuevas entradas. Tal vez no quería que lo hiciera, y quizá razón no le falta. Pero resuelto el problema, he decidido retomar mi vida de blogger, lo cual es mucho decir.
No sé cuanto tiempo pasará hasta que escriba nuevamente en https://namaste-lahabana.blogspot.com/. Hasta entonces, deseo que encontréis el equilibrio vital que a mí me falta. Ah, y que quienes ya lo hayáis encontrado, me deis alguna pista.
Comentarios