Miedo al miedo

Una muy querida amiga, de profesión psicóloga, me comentó hace tiempo que un profesor les preguntó un día qué era lo que el hombre (se entiende que también la mujer) tenía en la cabeza. Acompañó la pregunta con un dibujo que semejaba un genital femenino. Casi todos los alumnos respondieron que el sexo, pero el docente les corrigió de inmediato y les dijo que lo que había en la cabeza de una persona era el miedo.

Desde entonces comprendí que el temor me había acompañado a lo largo de mi vida y comprobé que era algo que sentía mucha gente.

Un miedo que en ocasiones paraliza. Que te impide  vivir. Conozco las madrugadas despierta, las mañanas sin esperanza y los días  en los que quería ser invisible. Y aún hoy, ese miedo intenta asomar su rostro.

Pero ya lo conozco. Es un viejo amigo al que con el paso del tiempo he ido perdiendo respeto.

No es que no lo sienta, es que impido que se adueñe de mi.

En ocasiones son las personas cercanas las que te inculcan ese sentimiento de temor cuando con, seguramente con buena intención, te dicen "no hagas esto".

Sin embargo, prefiero equivocarme a vivir paralizada. Arriesgarme a quedarme en mi zona de confort. No siempre tengo la valentía de hacerlo pero cada día me esfuerzo por confiar más en mi y perderle miedo al miedo.

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