Periodistas


    Quizá sea la de periodista una de las profesiones más bonitas de la vida y también más importantes porque nuestra misión es informar, y eso es un derecho, la de estar informado, que toda persona tiene.


    Pero a menudo es un oficio no del todo comprendido. Y no faltan las críticas --a veces con razón-- a nuestra labor. Pero en muchas ocasiones son reproches con los que se trata de tapar las inacciones o las chapuzas que cometen otros.

    En estos tristes días de la búsqueda del pequeño Julen, no han faltado críticas a la presión mediática sobre los equipos que intentan llegar hasta el niño.

   No dudo de que la insistencia de mis colegas por obtener información puntual pueda resultar a veces "molesta", pero nadie piensa en sus jornadas agotadoras de trabajo, y en la presión que ellos padecen porque en sus empresas les piden que les den la última hora de lo que pasa.

    Somos en muchas ocasiones incomprendidos y vilipendiados por hacer nuestro trabajo. Recuerdo que unas personas llegaron a llamarme "puta" cuando cubría la información de una mujer asesinada a puñaladas por un joven mientras dormía en una pequeña tienda de camping cerca del trabajo de verano que había conseguido.

    Algunos de los vecinos del asesino nos recibieron con insultos --cubría esta información para una cadena de televisión-- cuando nos vieron llegar con la cámara.

   A veces estamos expuestos a agresiones, y en muchas más a comentarios que desprecian nuestra labor.

    No defiendo todo el periodismo que se hace, porque, como en toda profesión, hay quienes la manchan utilizándola para defender unos objetivos espurios, al servicio de determinados poderes.

    Pero si no existiera el periodismo, el mundo sería otra cosa, seguramente peor. Con todas las críticas que se puedan hacer, y que yo misma he hecho a nuestro trabajo, si volviera a nacer elegiría esta hermosa profesión porque no se me ocurre algo más bonito.

   Si a veces fallamos, porque somos humanos, no es con mala intención. Lo hacemos a menudo porque también nosotros estamos sometidos a una presión constante, la que nos imponen y la que nos imponemos para que el derecho a la información sea una realidad.

   Un derecho que, según el documento de proclamación del Día Internacional del Derecho del Acceso Universal a la Información, "resulta esencial para el funcionamiento democrático de las sociedades y para el bienestar de toda persona".



   
    

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