ESPERA EL MILAGRO



Hace unos pocos años, de viaje por California, encontré en un lugar un pequeño 'cuadro' con la leyenda ¡Expect a miracle¡, que traducido al spanish significa ¡Espera el milagro¡.



No dudé en comprarlo, pues por aquél entonces, todo parecía indicar que eso era lo que precisamente necesitaba en mi vida: un milagro, y de los grandes, para encontrar el camino, o para seguir el que me había marcado.



Ha pasado algún tiempo y muchas veces, cuando me siento con pocas fuerzas, cuando no me entiendo o no comprendo la actitud de las personas que buscan el enfrentamiento en lugar de la aproximación, miro hacia ese sencillo cuadro y me digo: Espera el milagro.



Y doy fe de que, si de verdad se confía en la vida, las cosas que nos parecen menos posibles, suceden, aunque también es cierto que a los milagros hay que ayudarlos. Osea, que no se trata de esperar sentado/a a que los acontecimientos ocurran, hay que 'accionar', ayudar a que eso se haga realidad.



Dice una canción, que por si alguna amiga me corrige no atribuiré a nadie, que lo que conviene, sucede, y, al contrario, muchas veces, aquello que deseamos con más fervor, al final no ocurre porque justamente no nos convenía.



De todo esto voy dándome cuenta cuando echo una miradita al pasado, y veo que todo lo que me ha ocurrido, lo bueno, y lo malo, me han servido para ser quien quiera que hoy soy, en lo fundamental, una persona que puede convivir la mayoría del tiempo con ella misma (afortunadamente hay horas en que duermo, y descanso un poco de mí).



Y junto a aquél cuadrito, el de ¡Espera el milagro¡, traje de tierras californianas otro aún de tamaño más reducido aunque no menos importante, y que dice 'smail' (sonríe).



Y es que con un poco de esperanza, y poniendo buena cara a la vida, cualquier cosa es posible, hasta que yo crea en los milagros, que de verdad, existen.

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